Historia del arte culinario
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ue en Italia, durante los siglos XIV y XV, que se dio uno
de los momentos de mayor esplendor creativo durante un período conocido como
el Renacimiento,
llamado de esa manera, para destacar cómo –después de largos años de
introspección y teocentrismo- el hombre volvía a ser el eje de todo. Arquitectos, escultores, pintores y músicos plasmaron
la ostentación y el lujo artístico de la época, y lo propio
sucedió en el ámbito culinario. Uno a uno, los elegidos eran llamados a la hora
de ofrecer grandes banquetes para el deleite de los mecenas.
Conocido como la edad moderna, el Renacimiento
fue el despertar a una cocina de lujos, excesos, y fastuosos banquetes. La
mente gastronómica así como la política, la intelectual y la artística estaban
abiertas a las influencias de otras culturas bien fueran aliadas o enemigas. La
cocina de los ricos se acercó más a la cocina de los pobres y los aristócratas de la época
empezaron a consumir los ingredientes comunes como las verduras y cereales. Según dice la
leyenda el rey Enrique IV, pretendía implantar una política de “meter
un pollo en la olla” de cada campesino. Era un rey de gustos sencillos y
tradicionales, que buscaba acercarse a su pueblo.
Los Médeci,
amantes de la buena mesa
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la
familia Médici, especialmente a Catalina
de Médici, se le debe buena parte de la innovación gastronómica del
Renacimiento. Ella, no solamente llegó a Francia con su
equipo de cocineros sino que entre su equipaje traía un nuevo descubrimiento
para los franceses, el tenedor.
De los festines de la época, bien podemos rescatar algunos
apartes de los famosos banquetes ofrecidos por la familia Médici:
Lugar: Roma, Plaza del Capitolio
Invitados: 20 personas sentadas en la misma mesa, la cual se
ubicaba alrededor de graderías, donde el pueblo presenciaba la comilona.
Al llegar a su puesto cada invitado encontraba una servilleta
de fina tela, con pajaritos vivos envueltos, que volaban sobre la mesa al ser
desdoblada, luego de lavarse las manos con aguas perfumadas. Para abrir el
apetito los criados servían pasteles de piñones, mazapanes, bizcochuelos, higos y vino moscatel. En el primer
servicio en grandes bandejas, se ofrecían codornices y tórtolas asadas, perdices a la manera
catalana, tortas, gallos y cisnes cocinados y
revestidos en sus plumas,
trozos de pan, patés, y cordero estofado y también revestido en su piel, el cual
era ubicado en el centro de la mesa como si aun estuviera vivo. La interminable
lista de viandas ofrecida en los demás servicios, sorprendía por el despliegue
de abundancia y detalles a la hora de decorar cada plato. Faisanes, vaca hervida con mostaza, capones
recubiertos en oro, manjar blanco, cabra a la salsa verde.
Un total de 13 servicios, llenos de magia y afectos. Banquetes que
duraban horas y terminaban con dulces manjares, confituras, frutas almibaradas,
todo esto bañado con vinos de diferentes procedencias. Al final sobre una
bandeja de oro, pasaban palillos perfumados con menta y jazmín.
La mezcla de comida y espectáculo procedía de la edad media,
pero en el Renacimiento italiano se perpetúa y exagera.
un chef.
Este debe ser dotado tanto en conocimientos técnicos, como ser experto en la
selección de ingredientes, gran conocedor de los diferentes tipos de carnes y pescados, un maestro en los
métodos de cocción, así como en la correcta conservación de todos los
alimentos. En cuanto a su personalidad debe ser rápido, creativo, modesto y
paciente, debe anteponer el beneficio del patrón antes que el suyo propio. Y
muy importante, debe ser persona aseada y saber agradar a todos con amabilidad.
La verdadera
Revolución Gastronómica
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os viajes de los conquistadores, llenaron a Europa de
ingredientes, alimentos, y prácticas culinarias. Asia, África, y América, fueron
importantes en el aporte a la gastronomía Universal. Muchos de los ingredientes
que son tan comunes en las mesas europeas hoy, eran impensables en ese
entonces. Las papas,
el tomate,
el maíz, llegaron
a Europa en el siglo
XVI, pero no fueron usados sino muchos años después. La famosas y
atomatadas salsas para pastas no fueron comunes en Italia sino hasta la década
de 1830. Fue un largo proceso para que estos nuevos ingredientes traídos
del Nuevo
Mundo, tuvieran aceptación en el Viejo Mundo.
El chocolate en
cambio entró y fue utilizado como pócima medicinal
por los galenos.
Con el ingreso de estos nuevos ingredientes surge un cambio en el uso de los de
siempre, como el azúcar, que en ese entonces era un condimento. La distancia
entre lo dulce y lo salado comenzó a sentirse, ya no más salsas agridulces y
especiadas para acompañar las carnes. Surge la creación de los postres y la
pastelería dulce, especialmente en Francia.
plegar las servilletas en forma de aves o flores. Se dice que
él fue el creador de la nouvelle cuisine.
El Renacimiento fue el despertar a una nueva gastronomía, a
un intercambio cultural de sabores y saberes que aún hoy en día forman parte de
nuestro menú diario. Al Renacimiento le debemos que la comida fuera concebida
como el arte del buen comer y del buen beber.
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